21 noviembre 2011

¿QUIEN MATO A CRISTIAN FERREYRA?

 Por Juan Carlos Pavoni *

En principio, muchos conocen y creen la versión del MOCASE y los testigos del hecho: fueron dos sicarios, asesinos a sueldo de un poderoso, asesino intelectual él, el santafesino Jorge Ciccioli que expandió sus negocios desde su tierra natal a otras que le son –en todo sentido- AJENAS.
Pero, ¿cuáles fueron las razones para llevar a cabo tamaño juvenicido? Podemos obtener respuestas precisas desde muy diversos ángulos. Yo, como Ingeniero Agrónomo y hombre de comarcas rurales, sin ignorar que el problema de base consiste en la inadecuada distribución de la propiedad de la tierra agrícola en nuestro país, elijo una: LA SOJIZACIÓN. Esto es, la expansión descontrolada de un cultivo que, de la mano de la ambición desmedida y la voracidad ilimitada, genera grandes riquezas individuales y grandes contribuciones a un estado exhausto por anteriores despojos, de los mismos y/o parecidos miembros del selecto grupo de aprovechadores de todas las circunstancias que les permitan apoderarse de lo ajeno.
No es esta la ocasión, ni el lugar para las contundentes cifras que demuestran que la soja fue y continúa siendo la gran responsable -y los sojeros los grandes beneficiarios- de la gran expansión de nuestra frontera agrícola. La exigencia que nos acucia es saber desentrañar el futuro desde lo actuado en el presente, no solo para evitar nuevas y repudiables muertes como ésta, pero también para evitar que el país sea cada vez más propiedad de unos pocos poderosos, en perjuicio de la inmensa mayoría del pueblo, y en ella, principalmente, de los más desposeídos de nuestra historia nacional.
Desde mi profesión no encuentro mejor forma de mirar ese futuro, que analizando el Plan Estratégico Agroalimentario y Agroindustrial 2020, del cual es particularmente responsable el Ministro del área, Julián Domínguez.
Desde mi condición de aportante a la inmensa corriente que acompaña a la Presidenta , estoy en la obligación de apuntar que, dicho plan denota la presencia viva de las ideas neoliberales en quienes lo diseñaron y lo vendieron con la imagen de una participación de sectores calificados de la sociedad, que me permito dudar seriamente, hayan sido coautores de tamaño despropósito. De otros no me cabe duda, porque como en el caso del INTA –organismo del cual tuve el orgullo de ser investigador en la década de los sesenta-, hace ya muchos años que ha sido cooptado por las peores ideas de un crecimiento al servicio de los agronegocios y no de un desarrollo auténtico en beneficio del país y de nuestra gente.
A la Presidenta , pese a su enorme capacidad para interpretar la realidad y el momento histórico que vive nuestro país, no se le puede pedir que entienda en profundidad las consecuencias de un plan que no puede más que agravar los problemas ya presentes, de insustentabilidad de la producción, destrucción de nuestros recursos boscosos, agresión a la naturaleza (que es mucho más que el medioambiente) y concentración de la tierra en mano de “productores” ajenos a la misma, modernos mercaderes de ilusiones, siempre de paso, organizando proyectos extractivos expoliadores, vendidos engañosamente como grandes emprendimientos tecnológicos.
En cambio, el Ministro Domínguez y su equipo, deberían conocer que el incremento de 8 millones de hectáreas de cultivos en 10 años, supone obtener las mismas desde tierras ganaderas y forestales (cosa que ya se ha venido haciendo indecorosamente) y que dichas tierras tienen características que las hacen sumamente frágiles para la producción agrícola. Supone además que el incremento de la producción de 100 a 150 millones de toneladas (en realidad una proyección lineal de la producción actual a una tasa del 5 % anual, aún superior a la del 4,5 % que le precedió en el último quinquenio), solo es posible –y quizás ni tan siquiera- con un modelo productivo que afectará seriamente al recurso tierra, a la totalidad del ambiente y a la situación social de muchos integrantes de la comunidad rural.
Este plan 2020 no puede ser incluido en el proyecto de país que reiteradamente anuncia nuestra presidenta y que muchos argentinos que la apoyamos, deseamos. Este es un plan que, me duele decirlo, en su retórica es nac&pop pero en su contenido teórico y prospectiva de resultados, es de y para los sectores que desde el mercado, sostienen las tesis neoliberales de un crecimiento en detrimento del desarrollo. Para muestra creo que basta este botón, que extraigo del dialogo entre Pablo Galand/Miradas al Sur y Pablo Adreani, (consultor de la city, director de la consultora Agripac –desde donde baja línea al mundo de los Agronegocios-, columnista especializado del diario La Nación y conferencista de cuanto evento del “agribusiness” se organiza): Periodista – ¿El cambio que percibe se dio a partir de la llegada de Domínguez a Agricultura? Adreani -Yo diría que sí. Es probable que Domínguez haya tenido una postura más cercana a la realidad y los tiempos biológicos del sector. – ¿Ve, por lo tanto, que hay una mayor comprensión de parte del Gobierno de la problemática del sector agropecuario? –Yo creo que sí. – ¿Qué habría que hacer para asegurarse una producción constante tan alta? –Esto es muy simple. Si se les garantizara a los productores que de acá a 10 años las retenciones bajan 3 puntos por año y que a cambio de eso les exija una producción de 200 millones de toneladas, seguro que se logra. Eso es política de Estado.
Digo yo: este es el gato encerrado en las propuestas del mercado. Saquen las retenciones y todo se arregla solo. ¡No tienen vergüenza!
No quiero dejar de expresar que el Ministro Domínguez jugó un papel relevante para destrabar las relaciones Gobierno-Mesa de Enlace; su habilidad de dirigente lúcido para ello está fuera de discusión, pero de allí a las concesiones que le hace el Plan 2020 al mercado, es otra cosa, una que habremos de pagar caro todos los argentinos. Seguro que esto no es lo que quiere nuestra presidenta, quiero creer que ni siquiera el equipo del ministro Domínguez. Pero una cosa es la muñeca política y otra mucho más relevante, el conocimiento y el pensamiento crítico para enfrentar la realidad y aportar las soluciones por ella reclamadas.
Mi percepción es que el daño infligido al país durante el conflicto con la 125, ha provocado un “efecto colateral” en el gobierno, que aún no encuentra las herramientas apropiadas para sostener un proyecto agropecuario alternativo que no afecte los ingresos fiscales, pero tampoco los antes mencionados eslabones sociales y productivos que es necesario proteger.
Sería el mejor homenaje a Cristian Ferreyra, una pronta corrección del mencionado plan estratégico y las políticas agropecuarias, para darle coherencia al accionar del área con el resto de los objetivos enunciados desde la misma presidencia de la Nación.
* Ingeniero Agrónomo

Fuente: Correo de amigos. Aportado por Roberto Páez González - 21/11/11

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