30 septiembre 2011

Los espectros del bonapartismo

La necesidad de repensar una categoría ampliamente discutida por las izquierdas mundiales en el último siglo


Por Horacio González


La expresión bonapartismo surgió en las izquierdas hacia los años cincuenta para señalar a los gobiernos que crean una ilusión de representación política general, por encima de los diversos y contradictorios intereses sociales. Fue habitual en el lenguaje de Jorge Abelardo Ramos, uno de los fundadores de la “izquierda nacional” en la Argentina, en sus primeros trabajos sobre el peronismo. Pero no la usaba para condenarlo sino para revelar una de sus características; luego, con su mayor cercanía al peronismo, eliminó ese concepto, que inevitablemente carga una aureola despectiva.
La idea de bonapartismo había sido tomada del gran trabajo de Marx, El 18 Brumario de Luis Bonaparte III, referido al golpe de Estado que ejecuta el sobrino de Napoleón Bonaparte en 1852, convirtiéndose en emperador de Francia. Seguía así, en las condiciones de una sociedad moderna, los pasos de su tío.
Marx expone en ese crucial escrito -publicado en primer lugar en un periódico norteamericano liberal y antiesclavista- una completa teoría de la historia basada en que los ciclos que se suceden, responden más bien a un tiempo circular que a un tiempo lineal. La historia no progresa linealmente. Y lo explicaba por la danza de ilusiones que siempre se manifiestan en la vida social, esto es, por el deseo de los hombres del presente de vestirse con las togas y ornamentos del pasado. En vez de que las clases sociales busquen su poesía transformadora en motivos futuros, aun cuando una revolución está a la orden del día, el lenguaje social va a buscar inspiración en los prestigiosos modelos de la antigüedad.
Así, la historia deviene una farsa que puede comprometer a la misma clase obrera, pues aunque ésta haga movimientos nuevos, puede estar envuelta en “pesadillas arcaicas” que aprisionan su voluntad de cambio, presa de un obsesivo tiempo circular, litúrgico. Y en la peor expresión de la opresión que ejercen esos disfraces del pasado, toda una sociedad se lanza a repetir un arquetipo superado, llevada por la ensoñación que provoca el recuerdo de momentos gloriosos no desvanecidos de la memoria colectiva. En vez de buscar formas de representación política que realmente interpreten los intereses sociales, la sociedad acepta formas de representación teatral interpretadas por personajes dislocados, marionetas de la historia, detritus que toda historia arroja desde todos sus sectores, populares o aristocráticos, y los coloca en posición de gobierno. Ellos son capaces de erosionar al propio Estado burgués con sus coreografías ilusorias, diciendo que “representan el conjunto de la nación” con sus grotescos pasos de comedia. Degradan incluso a la política burguesa, van más allá de la crítica que debería hacerse al Estado burgués, porque con el poder de los “detritus de la sociedad”, el lumpemproletariat: de allí surge esta noción de Marx, corrompen el sentido mismo de la política.
El 18 Brumario de Marx es un escrito inspirado en la contraposición entre la tragedia y la comedia, nociones de la teoría estética de Hegel. El siglo XX valoró este escrito periodístico de Marx como una obra fundamental pues se trata de un análisis histórico basado en la idea de un presente político caracterizado por enmascaramientos ideológicos, fantasías colectivas y una suerte de danza de marionetas en una sociedad donde ninguna identidad social puede reconocerse por sí misma. Este dislocamiento de las posiciones sociales, denunciado por Marx, le permitió reconocer como en ninguno de sus trabajos anteriores, a una sociedad -la Francia del Segundo Imperio- que se movía con sus dramáticos disfraces pero que no impedía reconocer las particularidades y facciones más específicas de las clases sociales. La gran obturación de ese “análisis concreto” la producía la gran fantasmagoría bonapartista, ese simulacro que decía situarse por encima de todos los sectores del conflicto social, e incluso del Estado, apelando a una sistemática falsificación de las identidades sociales en nombre de una taumaturgia imperial.
Era un espectáculo de polichinelas sociales que, en última instancia, expresaba al “amorfo campesinado” sin conciencia social, para sostener las aventuras expansionistas de Francia: en Indochina, en México. Marx se inspira para escribir el 18 Brumario -como ha sido bien estudiado- en sus afiebradas lecturas de Shakespeare. El personaje de Napoleón III está de alguna manera inspirado en Ricardo II o Coriolano. Puede decirse que equivale al “Príncipe” de Marx, heredero del de Maquiavelo. Como si Marx quisiera cerrar con ese escrito la turbia pero atractiva fama del maquiavelismo. Sin embargo, Marx en ningún momento emplea la noción de bonapartismo. Gramsci, muchos años después, la sustituye por la de cesarismo, pero sin los alcances de mistificación que le asigna Marx, pues percibe que en ciertos momentos de tenso equilibrio en la sociedad, el cesarismo puede transmutarse en una dimensión transformadora.
Marx fue el gran enemigo de Bonaparte III, el sobrino del primer Napoleón, al que también le atribuye ser un impostor al invocar esa genealogía. Cuando Bismarck declara la guerra a Francia, en 1871, Marx, desde Londes, regaña a Wilhelm Liebknecht, uno de los fundadores del socialismo alemán, por no querer votar los créditos de guerra para la maquinaria militar alemana. A Marx le urgía sacar de la escena europea al funámbulo bonapartista.
La expresión bonapartista tiene así los ilustres antecedentes de este gran texto y aquellos debates europeos sobre una representación política imperial o nacional que oscurecía las posiciones de clase con saltimbanquis de boulevard, la picaresca de las grandes metrópolis y la incapacidad colectiva para descubrir los verdaderos intereses de transformación social.
Las izquierdas mundiales heredaron este debate e hicieron del concepto de bonapartismo un artilugio fácil para condenar formas políticas complejas y mezcladas, con liderazgos populares surgidos de ámbitos inesperados o heterogéneos. Sin duda, el bonapartismo es palabra peyorativa para designar formas anómalas de representación social. Pero las sociedades contemporáneas han asistido, una y otra vez, a las verdaderas dificultades que existen ante estas anomalías. Y, sobre todo, ante el hecho de que muchas de ellas pueden desembocar en anchas avenidas de cambio social y democratización efectiva.
 Fuente: Revista Debate, 28.09.11

29 septiembre 2011

Instituidos por el CENTRO CULTURAL CARAS Y CARETAS

Fueron otorgados los
PREMIOS DEMOCRACIA 2011


La conquista de la democracia es un bien que debe ser cuidado por todos los argentinos. Quienes sobresalen en su actividad, con honestidad, talento y compromiso con los destinos de la Argentina son premiados por el Centro Cultural Caras y Caretas que considera un valor esencial ese trabajo en todas las áreas de la vida, la ciencia y el arte para reforzar la conciencia ciudadana y el compromiso social para construir un país mejor.
Cada año, a partir de 2009, son premiados los mejores de cada actividad. Aquellos que hayan demostrado un compromiso cabal en vida y obra con los valores democráticos. Se instituye este premio en la fecha en que comenzó, allá por 1983, el período más largo de democracia de nuestra historia.


Los premiados
Desde 2009, premiamos a los representantes que sobresalen por su honestidad, talento y compromiso para construir un país mejor. A todos aquellos que con su obra refuerzan los valores democráticos, la conciencia de nuestra pertenencia a una nación, la integración con los pueblos latinoamericanos y el respeto a la tolerancia.
Los premiados de la Edición 2011 son los siguientes:
Antonio Elio Brailovsky, en Ambiente; Daniel Santoro, en Artes Plásticas y Visuales; el Equipo de Antropología Forense, en Ciencia y Tecnología; Ricardo Darín, en Cine; Los Murciélagos, en cine; H.I.J.O.S., en Derechos Humanos; Curas Villeros, en Desarrollo Político y Social; María Teresa Sirvent, en Educación; Juan Gelman, en Literatura; Indio Solari, en Música; Horacio González, en Pensamiento Argentino; Mario Wainfeld, en Periodismo Gráfico; Eduardo Aliverti, en Periodismo Radio; Pedro Brieger, en Periodismo Televisión, y Cristina Banegas, en Teatro.


El jurado
Los miembros del jurado de la tercera edición de los Premios Democracia son personas con destacada trayectoria en defensa y promoción de la democracia. Muchos de ellos fueron distinguidos en la edición 2010 de Premios Democracia.
El jurado, presidido por Estela B. de Carlotto, estuvo integrado por Adriana Puiggrós, en Educación; el Banco Nacional de Datos Genéticos, en Ciencia y Tecnología; la entidad Campaña por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, en Desarrollo Político y Social; el Canal Encuentro, en Televisión; Eduardo Rinesi, en Pensamiento Argentino; Fuerza Bruta, en Teatro; León Gieco, en Música; Marta Maffei, en Ambiente; Mempo Giardinelli, en Literatura; Pablo Trapero, en Cine; Revista Barcelona, en Periodismo Gráfico; Roberto Perfumo, en Deportes; Sergio Baur, en Artes Plásticas y Visuales; Tati Almeida, en Derechos Humanos; y Víctor Hugo Morales, en Periodismo Radio.


La crisis en Estados Unidos

No hagan olas

Por Mario Rapoport y Noemi Brenta *
El 15 de septiembre se cumplió un nuevo aniversario de la caída de Lehmann Brothers, la cuarta banca de inversión de Estados Unidos con 168 años de actividad. Fue el inicio de una crisis que parece una producción especial de las películas de catástrofe o de terror norteamericanas, que desgraciadamente no se termina al salir del cine. Pero algunos artículos publicados recientemente en distintos medios, incluso en la Argentina, sugieren que la crisis mundial es principalmente una cuestión europea, excluyendo a los Estados Unidos de sus consecuencias. O la vinculan con las caídas de las Torres Gemelas, otro septiembre de terror, pero no sólo por el atentado en sí sino por sus consecuencias: la absurda invasión a Irak, que entre otras cosas ayudó a profundizar su déficit fiscal y a empujar a un endeudamiento público y privado que la emisión de dólares y la baja de las tasas de interés por sí sola no pueden ayudar levantar.
Sin embargo, el argumento principal que se esgrime, olvidando ambos aniversarios, asegura que el problema norteamericano resulta más político que económico; un enfrentamiento entre los extremistas republicanos y el presidente Obama a propósito de la rebaja en la calificación de la deuda federal estadounidense, que no tendría demasiada importancia si no fuera por la lucha por el poder en Washington.
La tapa del último número de la revista Fortune de septiembre exhibe como título principal el de la nota de un destacado columnista, Allan Sloan: “Idiotas americanos”. Algo que puede parecer fuerte hasta para la amarillenta prensa argentina. Allí, el periodista se pregunta cómo Washington puede destruir su propia economía, y qué responsabilidad cabe en esta tarea a los políticos que pueblan los pasillos del Congreso y de la Casa Blanca. Para Sloan no existiría una crisis económica sino tan sólo la sinrazón de los maquiavelos de turno. En el caso de la crisis de la deuda, porque Estados Unidos emite la moneda de reserva mundial, y no es como se piensa que los contribuyentes locales salvaron a su economía con el programa de rescate sino que éste fue costeado en verdad por los gobiernos de otros países. Quizás, aun más importante, porque afortunadamente el resto del mundo también está conducido por políticos “enanos”, y Sloan no quiere ni pensar si los Estados Unidos tuvieran que lidiar, en las actuales circunstancias, con líderes como Mao o Stalin, en el pico de sus poderes (no menciona a políticos occidentales como Churchill o De Gaulle, que bastantes problemas le trajeron a la potencia americana). Es claro que Latinoamérica y algunos de sus gobernantes, aunque den dolores de cabeza, no lo preocupan ni le sirven de ejemplo.
Ese artículo no es una isla solitaria en la hojarasca de los medios. Si bien la mayoría reconoce la crisis europea, hay toda una corriente que excluye a la superpotencia Estados Unidos de atravesar similares circunstancias, y más bien culpan al presidente de Standard & Poors por dar falsas alarmas. Este tipo de pensamiento es compartido incluso por economistas de izquierda, arguyendo que como el resto del planeta se cae, y Estados Unidos tiene todavía una cierta fuerza hegemónica, habrá imperialismo norteamericano para rato.
Sin embargo, las cifras siguen siendo contundentes. El mismo Sloan, en su artículo, aunque no habla de depresión, dice que de 2007 a 2010 la economía del país experimentó la recesión más larga de su historia desde la posguerra, con dieciocho meses seguidos de caída o bajo crecimiento. Teniendo en cuenta que solamente en 160 años hubo en tres ocasiones una situación parecida, la idea de que no existen turbulencias económicas en el gigante estadounidense parece errada. Más aún: la tasa de empleo cayó del 64,7 por ciento en 2005 al 58,1 de la población total en 2010, y actualmente el desempleo supera el 9 por ciento. El temor sería, más bien, para Sloan, que la pelea entre los políticos agrave esta situación.
Llama la atención el hecho de que este tipo de análisis tiende a minimizar la raíz económica de la crisis, que podría llevar al cuestionamiento del propio capitalismo estadounidense, aunque no se deje de enfatizar el desastre europeo. Todo lo cual busca generar expectativas, sea interesadas en mantener con salud al gigante enfermo, sea advirtiendo que ese capitalismo todavía goza de la fuerza suficiente como para dominar los restos de un mundo que parece hundirse. Es como si los que estaban en los pisos superiores del Titanic porque poseían boletos de primera clase, tuvieran más posibilidades de sobrevivir que los de los pisos inferiores.
No se pretende dar una impresión catastrófica de la situación mundial, pero sí creemos que el sistema de relaciones económicas y políticas internacionales de los últimos veinte años está llegando a sus límites, y con él, el rol dominante de los Estados Unidos y de la ideología globalizadora. Su crisis política es una expresión de su crisis económica y del deseo de encontrar rumbos distintos sin tener que pagar grandes costos.
Sloan propone una solución para restablecer la “confianza de los mercados”. Para él, el tema de la deuda se soluciona por la inflación; y el tema fiscal, no rebajando ni aumentando impuestos sino realizando pequeños retoques en los ya existentes. El principal problema consiste en superar el ciclo electoral de 2012, y la admisión, por parte de los ganadores, de que “los beneficios de la seguridad social y de Medicare son accidentes políticos históricos (sic), y no una palabra sagrada como la que Dios le dio a Moisés en el Monte Sinaí”. El articulista reconoce que Estados Unidos necesita más empleos, más crecimiento y más ingresos fiscales, pero dice que esto no debe significar mayores impuestos sino que se arregla con una merma de las deducciones impositivas que benefician a los más ricos, evitando así aumentar las tasas, lo que tanto objeta el Tea Party, que quiere incluso reducirlas. Por su parte, aumentar levemente las contribuciones de los más ricos para equipararlos a los de la clase media, pero en este caso porque los impuestos a los beneficios son menores que los que se aplican a salarios, es la última propuesta de Obama para el Congreso que no parece tener la chance de ser aprobada porque lo consideran el caldo de cultivo de “una lucha de clases”. Marx gana lectores entre los republicanos.
En el caso de la seguridad social y Medicare, lo que habría que hacer, para Sloan, es imponer mayores costos a los jubilados más pudientes, lo cual el autor confiesa, quizá con cierta congoja, que lo afectaría a él mismo cuando se retire. En el fondo, su artículo extrae como conclusión que los problemas de hoy son terribles, pero nada comparados a los de la guerra civil, a los de la Gran Depresión, o a los de la Segunda Guerra Mundial. Nada, en todo caso, como para que se repita una nueva “lucha de clases”. Negando la crisis no se la va a solucionar, eso es seguro.
Pero lo que resulta más aberrante aún, en la misma línea de negación, es que algunos economistas latinoamericanos señalan que Estados Unidos no atraviesa siquiera una crisis fiscal, ni de deuda pública, por la simple razón de que nadie cae en default en su propia moneda; y porque el déficit sería transitorio, y más que nada una consecuencia de la desaceleración de la economía de 2008 y 2009, cuando aumentaron los pagos de subsidios por desempleo y otros tipos de gasto social.
Ninguna de esas afirmaciones parece demasiado seria, si no se contempla el mundo en su totalidad. Si bien Estados Unidos tiene todavía la moneda de reserva, el dilema de Triffin vuelve a la mente de muchos. El economista belga Robert Triffin planteaba, ya en los años ’60, de qué manera la resolución de los problemas internos de los Estados Unidos tendía a desequilibrar el sistema monetario internacional y a agravar la inestabilidad económica global.
En lo que respecta al déficit fiscal, esas consideraciones constituyen también, a nuestro juicio, una trampa, porque el gasto público sube si aumenta el desempleo, y crece también si se quiere crear empleos. Solución keynesiana esta última, que no es la escogida por la dirigencia norteamericana. El fondo de la cuestión, en cualquier caso, sea emitiendo moneda, sea aumentando su déficit, es que Estados Unidos está dañando la economía mundial y la suya propia. Como decía Marx, cuyo léxico repiten ahora los republicanos, lo cuantitativo se vuelve cualitativo pasando cierto umbral. ¿Estamos asistiendo a la presencia de un nuevo Leviatán, pero esta vez corriendo el peligro de devorarse a sí mismo?
* Idehesi-Conicet-UBA.
Fuente: Página12 - 25/09/2011

26 septiembre 2011

Por la internacionalización de políticas laborales.

La propuesta sociolaboral argentina en el G-20

Por Carlos Tomada *

El Grupo de los 20 se reúne por primera vez a nivel presidencial en octubre de 2008. En aquel momento, la primera etapa de la crisis internacional acababa de estallar y los líderes buscaban coordinar en ese foro una respuesta global. La convocatoria a la segunda Cumbre de Líderes del G-20, en Londres en abril de 2009, fue precedida por una conferencia especialmente destinada a tratar los temas de empleo, la London Jobs Conference, en la que el Ministerio de Trabajo argentino participó activamente reivindicando la política de empleo como estrategia de inclusión social.

En la Cumbre de Londres, la presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner, junto con el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, se opusieron categóricamente a la iniciativa de algunos países de incluir la flexibilidad laboral como medida tendiente a combatir la crisis económica mundial, sosteniendo que la misma había sido una pésima experiencia en América latina, con la pérdida de derechos laborales y aumentos importantes de la precariedad y la pobreza.

En el siguiente encuentro de líderes, que tuvo lugar en Pittsburgh en septiembre de 2009, se volvió a repetir esa alianza estratégica de Argentina y Brasil en el ámbito sociolaboral, cuando los presidentes de ambos países propusieron formalmente la incorporación de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) a los debates del G-20. En la misma reunión, ambos apoyaron la iniciativa del presidente estadounidense Barack Obama de convocar a una reunión de ministros de Trabajo de los países miembros para enfrentar las consecuencias de la crisis sobre el empleo.

Esta tercera cumbre en Pittsburgh estuvo marcada por la preocupación que expresaban todos los líderes de ese foro acerca de la necesidad de mitigar las consecuencias de la crisis económica y financiera sobre los hogares, enviando un mensaje contundente a los ciudadanos de que el G-20 tomaba en consideración la principal preocupación como lo era y es el empleo. Se acordó el establecimiento de un Marco para un Crecimiento Fuerte, Sostenible y Equilibrado, expresando que “no podemos descansar hasta que la economía mundial se restablezca plenamente y las familias trabajadoras de todo el mundo encuentren puestos de trabajo decentes”.

La Primera Reunión de Ministros de Trabajo y Empleo del G-20, convocada el 20 y 21 de abril de 2010 en Washington, con el objetivo de presentar a los líderes un set de propuestas tendientes a “apoyar la coordinación de los esfuerzos para dar prioridad al crecimiento del empleo, porque un crecimiento sólido y simultáneo del empleo y el ingreso en muchos países afianzará la demanda mundial, generando así más empleos”. En este sentido, se propone el respeto de los derechos fundamentales, el fomento del diálogo social y la puesta en marcha de mecanismos para permitir que los beneficios de la productividad se compartan con los trabajadores y aumenten sus niveles de vida, para que el trabajo sea un camino seguro para salir de la pobreza.

En esa ocasión también se intercambió sobre la necesidad de una mayor articulación entre las políticas públicas, tema introducido conjuntamente por Argentina con Brasil, Alemania, Francia y otros países del grupo. Argentina defendió en todo momento la importancia de la coherencia entre las políticas macroeconómicas, financieras y comerciales con las políticas laborales y sociales. Además, la Argentina, en su rol de presidencia de la Conferencia Interamericana de Ministros de Trabajo (CIMT), asumió la responsabilidad de acercar al G-20 los debates y acuerdos alcanzados a nivel regional en la XVI CIMT que se había desarrollado en Buenos Aires en octubre de 2009.

Luego de una ausencia significativa de la temática sociolaboral en las Cumbres de Líderes de Toronto y Seúl (junio y noviembre de 2010), que se focalizaron principalmente en los temas financieros y comerciales, la presidencia francesa del G-20 durante el año 2011 vuelve a convocar con una activa agenda previa a los ministros de Trabajo, recuperando el intercambio sobre las preocupaciones en torno del empleo, el trabajo decente, el piso de protección social y la coherencia de políticas en el marco de una nueva etapa de la crisis internacional.

Uno de los temas en debate es la creación de un grupo de trabajo sobre empleo que se ubique al mismo nivel que el resto de los grupos de trabajo de carácter económico y financiero. Más allá de la concreción de esta iniciativa, se ha avanzado en la institucionalización de las reuniones de ministros de Trabajo para evitar que quede supeditada a la iniciativa de la presidencia pro témpore. Hoy y mañana se concretará un nuevo encuentro, esta vez en París.

La Argentina ha sido muy activa en esta etapa de internacionalización de las políticas sociolaborales porque entiende que resulta imprescindible la inclusión de forma permanente del tema del empleo en la agenda de la gobernanza mundial, a la vez que se necesita una mejor coordinación internacional entre las políticas económicas, comerciales, fiscales y de empleo para lograr un crecimiento fuerte, con una alta tasa de creación de puestos de trabajo decente y una mejora en la calidad de vida de los hogares.

* Ministro de Trabajo.

Fuente: Página 12 - 26/09/2011

En la Universidad Nacional de José C. Paz


Cien pintores homenajean a Cristina Fernández de Kirchner

Un retrato de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner fue presentado en el marco de la muestra "100 pintores con Cristina 100", inaugurada en la Universidad Nacional de José C. Paz, donde disertaron el rector de esa alta casa de estudios, Alejandro Battaglia, y el curador, Adelmo Piazza.

De la exposición participan artistas de diversas generaciones como Ponciano Cárdenas, Milo Locket, Vilma Villaverde, Ricardo Carpani, Norberto Onofrio, Juan López Tatzel y Donato Grima, entre otros.
La muestra permanecerá abierta al público hasta el 24 de octubre próximo en la sede de la universidad, Alem 4731.

Boudou ante la crisis financiera internacional

REPORTAJE AL MINISTRO DE ECONOMIA
“Hay falta de creatividad, audacia y capacidad para interpretar los problemas”

El ministro hizo una crítica detallada de las políticas de las entidades financieras, defendió la negativa argentina de auditar sus cuentas y las políticas del kirchnerismo, y explicó cómo se trabaja para crear otros mecanismos.

Por Fernando Krakowiak
Desde Washington
Foto: TELAM
“Sería un poco infantil no reconocer el orden económico y financiero internacional y sería pusilánime no intentar cambiarlo”, afirmó ayer el ministro de Economía Amado Boudou. Buscaba explicar la decisión argentina de darles pelea a las principales potencias en los organismos de crédito multilaterales y en el G-20, junto a otras naciones emergentes. Luego de participar en la Asamblea Anual del Fondo Monetario Internacional y antes de regresar a Buenos Aires, el ministro recibió a Página/12 en el coqueto hotel Fairmont de esta ciudad. En la charla, explicó su visión sobre la crisis internacional, analizó en qué medida puede afectar al país, detalló sus diferencias con las políticas que impulsa la conducción del FMI y respondió a los cuestionamientos que le hace el organismo a las estadísticas oficiales y a la política económica del kirchnerismo en general.

–¿Se puede superar la crisis internacional con las políticas que recomendaron los organismos multilaterales de crédito en esta asamblea?
–El Fondo dice que se necesita un mundo que crezca y genere empleo. Eso no difiere de la posición que tuvo Argentina en los últimos ocho años. Sin embargo, cuando se empiezan a analizar las herramientas para lograrlo no parece que fueran todas en el mismo sentido, muchas están demasiado atadas a recetas que ya fracasaron. Se observa falta de creatividad, de audacia y de capacidad para interpretar el origen de los problemas que está viviendo el mundo. Desde nuestra óptica ésa es la causa de los pobres resultados alcanzados hasta ahora.

–Esos resultados se vienen observando desde hace varios meses, pero las autoridades del Fondo reafirman su posición. ¿Eso significa que la crisis internacional se va a profundizar?
–La visión de los organismos multilaterales y de muchos países desarrollados es que la crisis por lo menos no va a tener un recorrido corto, con fuertes riesgos de agravarse en el sector financiero y en los precios de algunos commodities, derivando en un crecimiento cada vez más lento. No se están vislumbrando cuáles van a ser los mecanismos que podrían acelerar ese crecimiento.

–¿La crisis puede impactar en el precio de las materias primas como lo hizo en 2008?
–La situación es muy diferente. En el conjunto de las materias primas y dentro de las mismas va a tener distintos impactos. Este no es un tema de burbuja en el precio de los commodities, sino de impacto de la demanda agregada mundial en los commodities. El desaceleramiento europeo y estadounidense puede provocar un problema en los precios de metales y combustibles, pero al no ser el principal demandante de alimentos es de esperar que haya mucha menos volatilidad en los commodities que exporta Argentina que en el resto de los commodities. Esto ya no sólo lo decimos nosotros sino que hay un consenso al respecto.

–¿Puede forzar una devaluación del dólar?

–Hay países que están más sujetos al movimiento de capitales y son los que van a tener que prestarle más atención a ese tema. En Argentina hemos tomado suficientes medidas como para poder administrar el tipo de cambio adecuadamente y sin sobresaltos. Además, a diferencia de otras épocas, esta crisis llega cuando Argentina tiene una deuda equivalente a sólo el 17 por ciento del PIB con el sector privado. Esa es una de las consecuencias benéficas del desendeudamiento. Nos permitió estar menos sujetos a los vaivenes de los vientos que mueven los flujos internacionales, que siempre son turbulentos.

–¿No tienen previsto volver a tomar deuda?
–No tenemos necesidad de financiarnos en el mercado. En el Presupuesto 2012 no está contemplado.

–El poder económico de los Brics y de otras naciones de ingreso medio como Argentina se incrementó en los últimos años. ¿Ese mayor poder le puede servir para modificar el orden financiero internacional?
–Hoy, sábado, participamos de un desayuno para los países de Latinoamérica que organiza el FMI. Se discutió sobre la necesidad de sostener las respuestas fiscales y mantener las reservas en los bancos centrales. Lo que planteé en esa reunión es que si discutimos sólo esos tópicos, estamos buscando cómo acomodar nuestras políticas a lo que necesitan los países centrales. Yo propuse buscar un camino alternativo, consistente en políticas que sean positivas para nuestra región desde la acción, no desde la reacción. Es el mejor momento para hacerlo porque los amortiguadores que construimos en los últimos ocho años nos dan la posibilidad de buscar nuestro camino. Por ejemplo, más del 30 por ciento de la deuda que emite Estados Unidos la tienen los bancos centrales de otros países. Eso quiere decir que esos países estamos financiando a Estados Unidos. Esta es una ventaja que no tiene ninguna otra nación del mundo y una de las vías a través de la cual traslada sus problemas financieros al resto de los países. Frente a eso necesitamos una respuesta sudamericana y lo estamos trabajando en el Consejo de Ministros de Economía y presidentes de bancos centrales de la Unasur. También planteamos una mayor integración comercial. Buscar desde nuestra región una salida coordinada que nos permita posicionarnos de manera diferente frente a la crisis.

–Esa coordinación se da fuera del FMI.

–Pero no podemos dejar de decirlo en estos espacios.

–¿Y qué se puede hacer dentro del FMI?

–Es importante ir obteniendo resultados parciales en el camino hacia un nuevo orden monetario y económico internacional. La discusión de los commodities en febrero de este año fue de alto tono, casi virulenta. Nosotros llevamos nuestra posición junto con Brasil y países como Australia y logramos un resultado concreto. Sería un poco infantil no reconocer el orden económico y financiero internacional y sería pusilánime no intentar cambiarlo. Por eso es importante hacer oír nuestra voz en estos foros.

–Nicolás Eyzaguirre, director para el Hemisferio Occidental del FMI, dijo el viernes que las políticas fiscales expansivas no son recomendables ni siquiera en América latina.
–Estamos en los antípodas de ese pensamiento y lo demostramos en la acción. Le doy un ejemplo, nos proponen armar fondos contracíclicos, pero ésa es la peor de las soluciones. El fondo contracíclico lo usás en el período de crecimiento para invertir fuera de tu país. Así terminás financiando a los países desarrollados y cuando lo necesitás esos activos están destruidos en su valor y tampoco te sirven. La política que llevó adelante Argentina en estos últimos ocho años fue mucho más inteligente. Invirtió fondos en obras de infraestructura que aumentan la productividad, el capital y la potencialidad de tu propia economía. Estás invirtiendo en la economía real de tu país y eso te permite sortear las crisis o enfrentarlas con mayor fortaleza. Este ejemplo muestra el contraste entre una visión cuyo eje es el sistema financiero para preservar el valor de los activos y otra que apuesta a la economía real para generar puestos de trabajo.

–Cuando se la escucha a la titular del FMI, Christine Lagarde, pareciera que su objetivo es rescatar a los bancos antes que a los países.

–Esa ha sido una constante. En Argentina ayudaron a convertir la deuda bancaria en deuda con el FMI y de ese modo pasó a ser deuda soberana y no se podía renegociar. Es lo que están haciendo en Grecia ahora. Por eso también queremos dar pelea en el Fondo. Los organismos de Bretton Woods están en crisis porque está en crisis el mundo que emergió de los organismos. Ya no es una crisis periférica. La crisis se está dando en el centro porque hay un modelo de valorización financiera de la economía y está demostrado que si los mercados no tienen una fuerte regulación no pueden funcionar. Uno de los daños colaterales de la crisis es que quitó el foco de los temas importantes. Cuando uno mira lo que pasa en el mundo, sin duda, parte del problema son los paraísos fiscales, las calificadoras de riesgo y su rol como asignadoras de crédito, y el funcionamiento de un sistema financiero con bajo nivel de regulación. Sin embargo, se concentran en resolver el efecto inmediato de la crisis, el repago de la deuda de Grecia, y se olvidan de la agenda de mediano plazo.

–¿Esos temas no se discuten en el foro del G-20?

–Por lo menos han pasado a un quinto orden. Lo grave es que esos temas son los que explican la crisis, no es una agenda lateral. ¿Por qué fueron los préstamos hacia Grecia? Porque había calificadoras que los asignaban hacia ahí y la sobreendeudaron. Después, salen y dicen que no hay que ir.

–En 2009 la crisis era grave y esos temas estuvieron en el primer orden de la agenda del G-20 en Londres. ¿Por qué ahora que la crisis recrudeció ya no están?
–Porque es tan devastador el efecto de la crisis y es tal la posibilidad de contagio en la zona del euro que se está prestando atención más a parches de cortísimo plazo. Se parece mucho a la discusión en torno del megacanje y el blindaje.

–¿También está frenada la reforma para darles más participación a los países de ingreso medio en el FMI?
–Se está implementando la última reforma.

–Pero los Brics pidieron que se acelere.

–Ellos necesitan que se termine de implementar la reforma de 2010 para encarar una nueva. Lo que sucede es que los países tienen que ratificar internamente lo que fue una decisión del G-20 y del FMI y eso necesita en muchos casos aprobaciones legislativas. Con esa reforma, igual China va a seguir estando subrepresentada.

–Las autoridades del Banco Mundial están dejando trascender que el crecimiento de los países de ingreso medio justifica orientar los créditos de la entidad hacia otras naciones más necesitadas.

–Es otra discusión y también la vamos a dar. Proponen orientar los créditos sólo a los países pobres, pero siguen evidenciando los mismos problemas de siempre. Ayer, viernes, en la presentación del Banco Mundial destacaron como un gran avance que en Africa puedan verse los reportes del Banco Mundial en el I-phone. A eso le llamo juego de niños ricos en un mundo que necesita respuestas. Sería mejor llevar agua o salud.fkrakowiak@pagina12.com.ar

Fuente: Página12 - 25/09/2011

24 septiembre 2011

Por Palestina, Estado 194 de la ONU

 MILES DE PALESTINOS SE MANIFESTARON CON ORGULLO EN CISJORDANIA

“El día más feliz de mi vida”


Imagen: EFE










Los cantos y la alegría se hicieron más potentes cuando los hombres de la tribuna fueron diciendo uno tras otro los nombres de los países que respaldan el Estado palestino. Corearon el nombre de Abbas en Plaza Arafat.
 Por Eduardo Febbro
Desde Jerusalén y Ramalá
A veces la historia atraviesa las entrañas, es música y color, banderas y cantos y el poema de Mahmud Darwich que el locutor de la Plaza Al Manara va recitando mientras la multitud palestina que vino a escuchar a Mahmud Abbas plantear ante la ONU el reconocimiento del Estado palestino celebra esas palabras hechas de amor y de aliento: “He nacido aquí, y mi sueño es morir aquí”. Después los cantos y la alegría se hicieron más potentes cuando los hombres de la tribuna fueron diciendo uno tras otro los nombres de los países que respaldan el Estado palestino. Delante, los organizadores de la concentración realizada en la plaza central de Ramalá habían puesto las frases más significativas pronunciadas por los líderes mundiales en Naciones Unidas. La de la Presidenta argentina decía: “Con Palestina como Estado 194 de la ONU el mundo será más seguro y más justo”. La Autoridad Palestina quiso evitar los disturbios, pero los muchachos salieron igual por las inmediaciones del Chek Point de Kalandia a jugar a los piedrazos con los soldados, que les respondían desde adentro del muro. Escenas repetidas, desproporcionadas, en la historia de estos dos pueblos: jóvenes con hondas y piedras, soldados entrenados y con armas modernas.
El viernes empezó con prohibiciones. Por la calle central de Jerusalén, Jaffa Street, un grupo de israelíes manifestaba libremente en bicicleta contra la circulación de los autos. Seiscientos metros más abajo los árabes tenían el paso restringido al núcleo más denso de la Ciudad Vieja, la Explanada de las Mezquitas. Israel desplegó cerca de 22.000 hombres para garantizar la seguridad. Entre la puerta de Herodes y la de Damasco, al igual que en los otros accesos a la Ciudad Vieja, los palestinos, hombres menores de 50 años, tenían la entrada prohibida. “Ellos controlan mi destino y mi libertad cuando les da la gana”, decía con rabia Hamad, un habitante de Jerusalén Oriental. “Pero no importa –agregó después–, nadie nos sacará el orgullo de vivir este día.” El orgullo y la emoción salían de los miles de palestinos reunidos en Ramalá. “Este es el día más feliz de mi vida”, decía un miembro de la Autoridad Palestina que no hacía más que agradecer a la Argentina por su posición pública y por haber sido un Estado que osó abrir en Ramalá una representación diplomática, es decir en un territorio que no es un Estado reconocido. Hace años y años que no se los veía a los palestinos tan felices y llenos de orgullo, haciendo cuerpo con su presidente. No somos ilusos. “Sabemos que esto es sólo un comienzo, un paso corto en una historia muy larga, pero no es un paso vacío, no es un paso violento, es un paso que nos legitimiza, que nos hace visibles a los ojos del mundo, un paso que vino desde arriba para darnos dignidad a los de abajo”, decía Nabil, otro palestino de la Plaza Al Manara. Ojos llenos de lágrimas, negros, profundos, ojos que olvidaron en un instante las humillaciones sufridas. Había venido con las llaves de la casa en la que antes vivían sus abuelos, expulsados de sus tierras por la ocupación israelí. Sólo le había quedado eso, pero saltaba como un niño con las llaves en la mano.
El oficialismo evidente de los festejos de Al Manara, rebautizada Plaza Arafat, no empañó la autenticidad de las expresiones de alegría. El llamado “día de la verdad” fue paradójico. La gente terminó coreando el nombre de su presidente, Mahmud Abbas, pero este dirigente seco, sin encantos ni demasiado carisma, también arrastra un déficit de legitimidad democrática sustancial. Ayer subió al cielo del reconocimiento. Junto al nombre de Arafat, los palestinos gritaron el suyo. Hazaña de un instante que aún no despeja el camino de la paz ni tampoco el duro trabajo de la reconciliación interpalestina entre las dirigencias de Cisjordania y la del territorio de Gaza, controlado por los fundamentalistas de Hamas. Hamas se opone a todo, empezando por el pedido de reconocimiento del Estado palestino en Naciones Unidas y terminando por la misma existencia de Israel. Hamas en Cisjordania casi no existe. La policía secreta palestina tiene a los islamistas en camisa de fuerza, no los deja ni hablar ni existir. Mahmud Abbas y el primer ministro de Gaza, Ismail Haniyé, están separados por un abismo, que no sólo es político, sino también territorial: Gaza queda al lado opuesto de Cisjordania. Hay dos Palestinas y queda unirlas.
Pero la ilusión de una tierra reconocida, el espacio que de pronto ocupó el tema palestino en la comunidad internacional, la mayoría abrumadora de países que apoyan el Estado palestino, todo eso dejó una sensación de amanecer nuevo, de perspectiva tangible. Orgullo y alegría sin engaños, alegría lúcida, como las palabras de Mahmud Anhel, un comerciante palestino de 50 años que saltaba y cantaba con su mujer y sus hijos en la Plaza Arafat: “Qué más podemos hacer, teníamos el futuro taponado y de pronto surgió esto, casi nuestra única solución. Es emocionante e importante. Admito y admitimos que tal vez nos espere el fracaso, pero esto es nuevo como el agua fresca, nuevo y distinto”. Qais Abu, otro palestino de la plaza, más joven y combativo, decía, con una bandera palestina en la mano y un retrato de Mahmud Abbas en la otra: “¿Sabe qué? El mundo se ha dado cuenta de una cosa con esto de la ONU. Todos hablan y hablan en Nueva York de libertad, libertad de aquí, libertad de acá, pero el único pueblo que no la tiene es el nuestro, porque vivimos bajo la ocupación. Si eso queda claro desde ahora, habremos ganado un siglo de reconocimiento sin disparar un solo tiro”. Es tarde ya. Ahora Jerusalén Oriental también festeja, más allá de la medianoche. Autos con frondosas banderas palestinas circulan por la ciudad, en la arteria que bordea la Ciudad Vieja. El mismo grito se repite de auto en auto, como un eco anidado en el corazón de la noche de Jerusalén Oriental: “Palestina libre”. Un sueño. Una esperanza. Una condición para, al fin, vivir en paz.
Fuente: Página12 - 24/09/2011

23 septiembre 2011

Consagración del voto femenino

Una historia de lucha, tropiezos y esperanza

Por Alicia Kirchner *

La misión que nos debemos hoy no puede ser menor que la de seguir construyendo colectivamente todos los espacios para generar más oportunidades para las mujeres, tanto en el ámbito social como en el político.

El 23 de septiembre de 1947, Evita anunciaba la promulgación de la Ley 13.010, que consagraba el voto femenino en la Argentina:
“Aquí está, hermanas mías, resumida en la letra apretada de pocos artículos, una larga historia de lucha, tropiezos y esperanzas (…) Mujeres de mi Patria, recibo en este instante, de manos del gobierno de la Nación, la ley que consagra nuestros derechos cívicos. Y la recibo ante nosotras, con la certeza de que lo hago en nombre y representación de todas las mujeres argentinas.”

Con estas palabras, Eva Perón, quien hizo del amor por su pueblo una razón de vida, anunciaba, por primera vez, que adquiríamos el derecho a expresarnos en las urnas. La misión que nos debemos hoy no puede ser menor que la de seguir construyendo colectivamente todos los espacios para generar más oportunidades para las mujeres, tanto en el ámbito social como en el ámbito político. En la Argentina, la historia nos regaló protagonistas admirables, como Evita, Alicia Moreau de Justo, las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo, Juana Azurduy, y nuestra incansable presidenta Cristina. Una mujer con constancia, coherencia y convicción, que sabe cuándo decir que sí, y también cuándo decir que no. Una mujer que genera y convoca a la participación de todas las mujeres, en todos los espacios, y que posee la fortaleza y las condiciones para seguir profundizando este modelo y para darle al país el lugar que merece tener.

La militancia y la responsabilidad política de gestión son fundamentales para consolidar definitivamente el rumbo de esta gran Argentina. Un camino que Néstor nos llamó a transitar. Es esa fuerza permanente de construcción que él nos dejó la que nos hace colectivos, la que deja de lado el individualismo y la que nos suma a cada uno y a cada una para ser miles, y para seguir levantando las banderas de inclusión e igualdad.

El trabajo y el compromiso que nos definen día a día no está determinado por las lógicas de un razonamiento matemático o de una receta neoliberal. Nos impulsa, como decía Eva, ese sentimiento de indignación frente a las injusticias. Injusticias que nunca vamos a tomar como naturales y que siempre vamos a luchar por modificar.

Hoy, no nos imaginamos un país en donde no podamos votar, en donde no podamos elegir a quienes nos representan. Pero esa realidad no era así en tiempos históricos no lejanos. Como no son lejanos los tiempos más oscuros, ni las crisis más arrolladoras. Hoy, no nos imaginamos un país sin protección social, sin trabajo, sin garantías constitucionales, sin justicia, sin democracia, sin políticas públicas inclusivas, sin un proyecto de gestión que reivindique derechos.

Y ese también es nuestro desafío, y a eso nos convoca esta nueva historia de esperanzas. A seguir abriendo caminos de igualdad, a seguir colocando todos los días un ladrillo más para elevar la calidad de vida de nuestro pueblo, a acompañar a Cristina en la conducción de este hermoso país, a no prestar atención a quienes intentan denostarnos, y sólo se rinden a la verdad cuando les es imposible inventar más mentiras. En definitiva, a seguir transformando la realidad con hechos y no con promesas. Nunca un paso atrás. Siempre cinco o diez hacia adelante.

* Ministra de Desarrollo Social

Fuente: Tiempo Argentino, 23.09.11

El BCRA frente a la crisis internacional

EL BANCO CENTRAL ARGENTINO FIJO POSICION FRENTE A LA CRISIS INTERNACIONAL Y LAS MEDIDAS QUE APLICAN LAS POTENCIAS


Contra la corriente del pensamiento dominante


Mercedes Marcó del Pont discrepó con las ideas ortodoxas que imponen los países centrales frente a la crisis global. Lo hizo en un encuentro de banqueros centrales del G-20, en el marco de la asamblea del FMI. Reclamó priorizar la recuperación del consumo.

Por Fernando Krakowiak
Desde Washington

Lea la nota completa en este enlace:
http://www.pagina12.com.ar/diario/economia/2-177419-2011-09-23.html

Fuente: Página12 - 23/09/2011

22 septiembre 2011

Recordando a Juan José Hernández Arregui *

A 37 años de su fallecimiento

Por Roberto Páez González

1. Dos fechas de su vida
Juan José Hernández Arregui nació en Pergamino, provincia de Buenos Aires, el 29 de septiembre de 1913 y falleció a los 61 años, el 22 de septiembre de 1974, el mismo año en que murió Perón y fueron asesinados Ortega Peña, Julio Troxler y muchos otros compañeros.

2. Primer itinerario
A los 18 años se afilió a la UCR, después de la caída de Yrigoyen, y escribió en periódicos de la tendencia yrigoyenista. Más tarde estudió en Filosofía y Letras de la ciudad de Córdoba, siguiendo enseñanzas de Rodolfo Mondolfo, un profesor que había sido discípulo de Labriola. Se graduó en 1944. En 1947 se sumó al peronismo, incorporándose con la mediación de Jauretche al gobierno de Domingo Mercante en la provincia de Buenos Aires. Desde 1948 fue docente de la Universidad Nacional de La Plata, y en la facultad de Ciencias Económicas de Buenos Aires, hasta el golpe militar de 1955. En 1957 publicó Imperialismo y cultura y en 1960 La formación de la conciencia nacional.
Es preciso retrotraerse al espacio temporal en que se publicaron ambos libros: la época de la Revolución fusiladora y el gobierno de Arturo Frondizi que llegado al gobierno mediante el famoso Pacto –que Frondizi no cumplió (porque siguió la proscripción)- fue el continuum de un régimen surgido de la proscripción del peronismo y la persecución de los militantes peronistas, sindicales y de la Resistencia.

3. Imperialismo y cultura
Imperialismo y cultura enfoca la actividad cultural como ideología, particularmente en relación a la literatura -que encubre elementos de la vida social económica- y a la que Hernández Arregui aborda como una crítica de las ideas que en ella circulan.
Imperialismo y cultura registra y cuestiona el papel deformante que la influencia del imperialismo produjo en las opciones dominantes de intelectuales y artistas de nuestro medio en la producción literaria del país, denunciando la colonización pedagógica impuesta por la dominación política del capital extranjero en nuestra estructura semicolonial dependiente.
Con toda claridad, se desprende el papel subordinado de la pequeña burguesía que, en los países semicoloniales es a la vez víctima e instrumento de esta confiscación de la autonomía intelectual. Hernández Arregui opone a autores como Sábato, Borges, Mallea y Martínez Estrada, los autores cuyas obras dimanan de un rechazo social, como Roberto Arlt, de un trasfondo histórico, como Manuel Gálvez, de una obra de investigación, como Scalabrini Ortiz, quien después de ofrecer una pauta existencial en El hombre que está solo y espera, se concentró en el tema de los ferrocarriles ingleses y contribuyó con Jauretche, Homero Manzi y Dellepiane a la docencia política que ejerció FORJA durante la década infame y después.
Esta critica de la “Intelligentsia” fue un paso determinante hacia la toma de conciencia nacional de las generaciones que empezaron a enfrentarse con las nuevas formas hegemónicas que en el país reflejaban la dominación imperialista: democracia formal o restringida con represión del movimiento obrero y proscripción del peronismo, sujeción al FMI con planes de ajuste a repetición, colonización pedagógica e invasión cultural.
La segunda edición de Imperialismo y cultura es de 1973 y tiene prólogo de Ortega Peña e ilustraciones de Carpani y Di Bianco; la obra ya tenía una vida de relación no sólo con un público de lectores, sino con lectores comprometidos con el autor y sus tesis, con la lucha por la formación de la conciencia nacional, comprometidos con los trabajadores, la soberanía nacional y la unidad latinoamericana.

4. América Latina o Iberoamérica
A Hernández Arregui le gustaba referirse a Iberoamérica… la denominación de América Latina, procedente de Bilbao Barquín y de Torres Caicedo -pero con diferencias entre ambos, estando Torres proclive al bonapartismo de Napoleón III- había surgido en el contexto francés, con influencia ideológica de Lamennais y su idea de una fuente de espiritualidad latina, opuesta a la sajona. Pero fue mucho más una apuesta de la Francia del Segundo Imperio, instaurado a fines de 1852, como se vio luego con la invasión francesa de México, apoyando las pretensiones de Maximiliano. Desde las derrotas del 1848 europeo hasta entonces sólo habían pasado 10 años.
Entre los primeros argentinos que sostienen la idea de una América Latina unida se encuentra a Manuel Ugarte, a principios del siglo XX. Pero esa denominación no contaba por entonces con muchos seguidores. Hernández Arregui, quien realizó una crítica histórica de la influencia cultural británica, enfatizó que la Leyenda Negra de España, por más que basada en aspectos inaceptables del poder colonial español, servía a los británicos para dividir y someter a las excolonias españolas, aprovechando que después de la Independencia, existía un rechazo a la “madre patria”.
Por eso, ante la necesidad de recalcar los aspectos que tendían a la unión de nuestros países Hernández Arregui consideraba que los elementos culturales e históricos comunes procedían de una unión previa iberoamericana.

5. Los CIPLEN – Peronismo y liberación, peronismo y socialismo 
En 1972, junto con Hernández Arregui, Carlos Suárez, Marcelo Quiroga Santa Cruz y Ricardo Carpani creamos unos Centros Iberoamericanos para la Emancipación Nacional, con el apoyo de sindicalistas como Jorge Di Pasquale, Mario Aguirre, Raimundo Ongaro, Julio Guillán. Sin embargo, entendíamos que la denominación de Latinoamérica, que desde la Revolución Cubana se había notablemente extendido, era un nombre equivalente en la práctica, ya no basado en los orígenes sino en la reivindicación, el reclamo, el objetivo de nuestra unidad. Además de Perón con La hora de los pueblos – Latinoamérica ahora o nunca, de 1967, una pléyade de escritores de todo el subcontinente lo había empleado.
Cabe recordar que esos CIPLEN consideraron necesario, precisamente, debatir dos de nuestras principales consignas: la unión de Latinoamérica y el socialismo nacional que planteaba el propio Perón. Entonces, en ese año de 1972 se realizaron tres mesas redondas con asistencia muy numerosa cada vez, en los sindicatos de Farmacia, Telefónicos y Gráficos en los que intervinieron, Hernández Arregui, Di Pasquale, Raimundo Villaflor, Julio Guillán, Carlos Suárez, Alfredo Carballeda, Mario Aguirre, Ricardo Carpani y yo entre los que recuerdo en este momento. La intervenciones de estas mesas redondas fueron publicadas en forma diferida por la revista Militancia que dirigían Ortega Peña y Eduardo Luis Duhalde.
Para Hernández Arregui ambos temas fueron una preocupación fundamental y tenemos como prueba su libro Peronismo y Socialismo publicado ese año, así como la revista Peronismo y Liberación que dirigió en 1974.

6. La formación de la conciencia nacional
La formación de la conciencia nacional, el segundo libro de Hernández Arregui, enfoca, critica y señala límites a todas las ideologías que influyeron en la historia argentina, particularmente a lo largo del siglo XX hasta 1960: la oligarquía, su liberalismo, el positivismo; el nacionalismo católico de derecha, los partidos socialista, comunista, el yrigoyenismo, el forjismo, el peronismo, la izquierda nacional…
Hernández Arregui se sitúa en la izquierda nacional, pero a diferencia de otros autores a los que reconoce en la izquierda nacional, él está posicionado en el peronismo. Hernández comprende perfectamente que existe una izquierda peronista cuyas expresiones más notorias son las de John William Cooke, Gustavo Rearte, Envar El Kadre, Bernardo Alberte, pero que vive también en la militancia sindical, especialmente la de los sindicalistas de la “línea dura”, en la militancia de la Resistencia y la Juventud Peronista, en el recuerdo de la obra de Eva Perón y del Estado peronista entre los trabajadores y el pueblo.
En definitiva, además de la proyección del liderazgo de Juan Domingo Perón, en el país se desarrolló, desde 1955 hasta 1973, un largo período de 18 años durante los cuales se había afirmado una identidad política peronista que reivindicaba las tres banderas del peronismo, la tendencia al socialismo y la unidad latinoamericana.

7. ¿Qué es el ser nacional? – Y la debilidad del frente nacional
En ¿Qué es el ser nacional? Hernández Arregui había diagnosticado que: “Acostumbrada la gente de la pequeña burguesía a la anterior y módica tranquilidad, los cambios demasiado rápidos la asustan y, sobre todo, le fastidian las mejoras que recibe la clase obrera, a la que juzgan con no disimulado resentimiento de clase, una injusticia y una desjerarquización del orden natural de las cosas y de la escala social. Las criaturas de la clase media, sin representatividad gremial o política coherente por su mismo individualismo, hablan entonces de “crisis moral” y esperan salir de ella mediante la aparición de estadistas austeros y progresistas, mezclas bien equilibradas de Juan XXIII y Lenin…”
La primavera camporista duró poco, en un contexto geopolítico regional de dificultades, tras las caídas de los gobiernos de Salvador Allende, en Chile, y de Juan José Torres, en Bolivia, que había sido depuesto el 21 de agosto de 1971.
Como sabemos, Hernández Arregui falleció en 1974. Desde luego que la historia siguió después de su muerte. Pero detengámonos un momento a pensar en algunas de las muertes que tuvieron lugar ese año. También había muerto Perón el 1 de Julio. También, Ortega Peña, asesinado el 31 del mismo mes. El deceso de Hernández Arregui fue el 22 de septiembre. Pero no hubo una sino muchas muertes, por asesinato, que se produjeron en ese corto período, como la del General Prats, colaborador de Salvador Allende, las de Julio Troxler, Silvio Frondizi, Atilio López, Juan José Varas, Alfredo Curutchet, en una serie negra de la Triple A. La Nación en vilo asistió a un gobierno que fue el prólogo de la dictadura militar.
¿Qué es el ser nacional?, de 1963, llevaba como subtítulo: “La conciencia histórica iberoamericana”. El concepto de Hernández Arregui era muy distinto del que evocaban los militares. A mí me dijo un día: “yo niego ahí ese cacareado ser nacional”. Desde el principio dice que “no es una categoría reseca del espíritu”. Y también, que: “Una de las ideas centrales de este libro, que indaga en la existencia de la nacionalidad, es la América Latina”. Agrega: “en el caso de la América Ibérica, por parentesco geográfico, de lengua y de problemas, es conciencia histórica hispanoamericana, vale decir, la cuestión de la liberalización nacional es impartible de la liberación de la América Latina, la gran nación inacabada por el empuje anglosajón durante el siglo XIX. En este plano de la consideración histórica del asunto, el ‘ser nacional’, desmondado de su cáscara ideal, no es otra cosa que el enfrentamiento de la América Latina con Inglaterra y Estados Unidos, la conciencia revolucionaria de las masas frente a la cuestión nacional e iberoamericana”. Se trata, pues, de la realidad que nos envuelve. “Y como mandato del presente”: … “es hablar de una Patria, de un Pueblo como comunidad cultural, de una Nación con su historia”, enmarcada en contextos americanos, ibéricos e indígenas.

8. Otra vez las grandes ideas
Por eso, aunque después de ese año de 1974 se verificara el fracaso de varias generaciones de argentinos en llevar a la victoria las banderas de la liberación nacional y social y aunque el país fuera obligado por la dictadura y una nueva era de sujeción a los poderes exteriores hegemónicos, a la invasión de propaganda neoliberal que imperó, la salida del infierno, como se propuso Kirchner, como nos propuso Kirchner, nos lleva a una vuelta a las grandes ideas planteadas por los mejores representantes del pensamiento nacional y, entre ellos, claro, a Juan José Hernández Arregui.
Ya Simón Rodríguez había advertido: “La América española es original, originales han de ser sus instituciones y su gobierno, y originales sus medios de fundar uno y otro. O inventamos, o erramos”. Incluso había adelantado que “La sabiduría de la Europa y la prosperidad de los Estados-Unidos son dos enemigos de la libertad de pensar en América” ¿por xenofobia? ¡No! Porque debíamos inventar y no adoptar y cuando más adaptar modelos, y porque la potencia económica de EEUU los empujaba a una proyección de conquista de la que debíamos cuidarnos.
En Nacionalismo y liberación, que Hernández Arregui publicó en 1969, afirmó que las naciones de Nuestra América nunca serían independientes mientras se mantuvieran separadas. Que debemos unirnos sobre la base de una historia común de cinco siglos y una época anterior representada por las culturas indígenas, aprovechando nuestra fusión de razas y la comunidad lingüística. Porque no ser europeos no es una humillación cultural sino al contrario, porque tenemos nuestros propios aportes a la civilización universal.
En la revista Peronismo y socialismo, de 1974, como en sus libros, leer a Hernández Arregui es un placer sorprendente: “el marxismo es un humanismo cuyo centro es el proletariado y su circunferencia el género humano”. Se trata de su artículo ¿Qué es el nacionalismo? Y es un capítulo de Nacionalismo y Liberación. De entrada aclara que no es lo mismo el nacionalismo de un país oprimido que el nacionalismo de un país opresor. Pero la única acepción justa que lo convalida reside en “la teoría y la práctica de la revolución nacional liberadora del coloniaje” que sólo puede encarnarse en la actividad revolucionaria de las masas por más que intervengan otros factores de poder, como la Iglesia, el Ejército, la burguesía nacional, etc.
Hernández Arregui aclara que el imperialismo se ha encargado de hacer una amalgama entre los nacionalismos reaccionarios y populares con la finalidad de desvirtuar a estos últimos.

9. Hoy
En el mundo actual, en plena crisis financiera con sus metamorfosis de frágiles deudas soberanas, planes de ajuste, recesión, desocupación y particularmente desocupación de los jóvenes -como es el caso en Europa y en los países de la ribera sur del Mediterráneo- resurgen conflictos de tipo neocolonial y se replantean los esquemas de conquista o de intromisión con fines de control de recursos -caso paradigmático, el petróleo- y los análisis de Hernández Arregui adquieren una capacidad viva de ayudar a interpretar lo que pasa. Ya están las dificultades económicas y sociales afectando a los países desarrollados y simultáneamente allí rechazan al inmigrante y reaparecen iniciativas bélicas para posicionarse en territorios con recursos naturales con pretextos de injerencia humanitaria.
La pertinencia de los estudios y publicaciones de Juan José Hernández Arrgui –vigente como si no hubiera pasado el tiempo – me hace pensar que sus textos deben ser leídos, comentados, debatidos por los jóvenes de alrededor de dieciséis años y más, y por lo tanto, desde la secundaria. Yo leí La formación de la conciencia nacional e Imperialismo y cultura –en ese orden- a los dieciséis, en el contexto de la proscripción del peronismo, en 1960, y recordando el afán que teníamos por comprender el país, lo que era muy difícil en medio de tantas mentiras oficiales y de la educación colonizada que padecíamos, me parece que las nuevas juventudes tienen mucho tiempo que ganar familiarizándose con los temas aún candentes enfocados por Hernández Arregui así como con la generosidad de sus análisis.
Como él mismo dijo, “Un país colonial jamás podrá tener una Universidad Nacional” y para tenerla es preciso que los jóvenes que ingresan no sean simples depositarios de una presunta transmisión de conocimientos, sino jóvenes con el deseo despierto de educarse para sí mismos, para su porvenir y para la independencia del país.

* Notas para mi intervención en la recordación de Juan José Hernández Arregui, en el Homenaje al Pensamiento Nacional y al Compromiso Nacional, el 3 de abril de 2011, en el Palais de Glace.

LA PRESIDENTA HABLO EN LA 66ª ASAMBLEA GENERAL DE LA ONU



De Malvinas a Palestina, con parada en Irán
CFK respaldó el reconocimiento al Estado Palestino porque, dijo, “vamos a contribuir a vivir en un mundo no solamente más seguro, sino también más justo”. Reiteró la necesidad de reforma de los organismos multilaterales y recordó a Néstor Kirchner.

Por Fernando Cibeira
Desde Nueva York


En su cuarto mensaje ante la Asamblea de las Naciones Unidas, la presidenta Cristina Kirchner dio muestras de su inclinación por mantener vigentes algunos puntos fuertes de su discurso, pero siempre dando un pasito más allá. El eje esta vez pasó por la crisis financiera y la necesidad de reforma de los organismos multilaterales, pero desde allí disparó hacia distintas direcciones. Así, dio un contundente respaldo al reconocimiento al Estado Palestino porque “vamos a contribuir a vivir en un mundo no solamente más seguro, sino también en un mundo más justo”. También instó al Reino Unido a iniciar de una vez una negociación por la soberanía de las islas Malvinas advirtiendo que, de lo contrario, evalúa la posibilidad de anular el acuerdo que permite una escala en Río Gallegos del vuelo de LAN que va a las islas. Por último, anunció que aceptaba la propuesta de Irán de abrir un canal de diálogo por el atentado a la AMIA, pero insistió en que debe permitir que los acusados por el ataque se sometan a la Justicia argentina.

Lea la nota completa en este enlace:
Fuente: Página12 - 22/09/2011

La vigencia de un referente del pensamiento nacional y popular


A 37 años de la muerte de

Juan José Hernández Arregui

se reeditó "La formación de la conciencia nacional"


Por Tomás Forster
El texto, publicado hace más de 50 años, marcó profundamente a los militantes políticos de los años ’60 y comienzos de los ’70. Muchos de sus conceptos y categorías han sido revitalizados por la irrupción política del kirchnerismo.
A más de 50 años de su publicación original, Ediciones Continente-Peña Lillo acaba de lanzar una nueva edición de La formación de la conciencia nacional. Este escrito de Juan José Hernández Arregui marcó profundamente a la generación que irrumpió en la militancia en los años sesenta y comienzos de los setenta. Además de contribuir a aumentar el interés de los jóvenes por su obra, la iniciativa pretende resaltar la actualidad y vigencia que tienen las ideas de este referente del pensamiento nacional.
Sin perder de vista el contexto histórico en el que construyó su profusa producción intelectual y los elementos específicos de la realidad concreta que le tocó abordar, desde 2003 en adelante, la aparición del kirchnerismo revitalizó conceptos y categorías propias de un ideario que parecía terminado, asociado a la conjunción del peronismo con un marxismo heterodoxo y antidogmático, atento a las necesidades y especificidades argentinas y latinoamericanas.
Liberación Nacional, Pueblo u Oligarquía, Cipayos, Vendepatrias, Antiimperialismo, Peronismo Revolucionario, Izquierda Nacional, Izquierda Peronista, Unidad Latinoamericana son ideas-fuerza que, en diferentes grados, volvieron a movilizar el campo nacional y popular y a las nuevas camadas, porque surgieron como consecuencia del retorno de la política y de la consolidación de un Estado reparador e inclusivo.
En el prólogo a la última edición de 2004, Eduardo Luis Duhalde escribió: “Juan José Hernández Arregui se asumió como parte de una izquierda nacional que definió como una corriente de pensamiento que tiene por fin aplicar la teoría general marxista a un caso nacional concreto. Logró ser el camino ideológico más importante para la nacionalización de vastos sectores de la izquierda.” Según el secretario de Derechos Humanos de la Nación: “Es posible distinguir las condiciones de producción de las de reconocimiento: la distancia entre las circunstancias sociales bajo las cuales fue elaborado y las condiciones en que se desplazó a lo largo del tiempo histórico. Las tragedias originadas por el brutal asalto al Estado y la sociedad argentina desde la acción imperialista y el liberalismo arrasador nos coloca hoy en una nueva situación en la que no es casual que la mirada vuelva a la obra de Hernández Arregui, Jauretche, Scalabrini Ortiz, John William Cooke y Rodolfo Puiggrós”.
La flamante reedición del voluminoso libro incluye, además del prólogo de Duhalde, el prólogo a la primera edición del propio autor, una advertencia del mismo a la segunda edición de 1970 y un prefacio a cargo de Juan Carlos Distéfano.
Vale recordar que La formación de la conciencia nacional se centra, sobre todo, en el período que va desde 1930 a 1960. El libro está dividido en seis capítulos. Cada uno de ellos está dedicado a las principales tradiciones ideológicas que influyeron en la historia política del país tomando en cuenta el proceso que se abre en 1880 con la irrupción de la república oligárquica hasta el fin del modelo agroexportador y el paradigma liberal en 1930.
En palabras del propio autor: “Esta es la crítica –inspirada en un profundo amor al país y fe en el destino racional de la humanidad– contra la izquierda argentina sin conciencia nacional y el nacionalismo de derecha sin amor al pueblo.” La frutilla del postre es una afectuosa carta de Juan Perón al autor que data del 10 de diciembre de 1969 y que se encuentra en las últimas páginas de la obra.
Hernández Arregui nació el 29 de septiembre de 1913, en Pergamino, en el corazón del llano bonaerense. En 1931, en plena dictadura de Uriburu, se afilió a la UCR yrigoyenista, proscripta por el régimen fascista. En los años cuarenta, estudió en la Facultad de Filosofía y Letras de la ciudad de Córdoba. Allí tuvo como maestro a Rodolfo Mondolfo, el filósofo italiano que se exilió durante la Segunda Guerra Mundial en nuestro país, lejos de las garras de los camisas negras, y que tuvo una incidencia trascendental en su formación al introducirlo en el conocimiento del materialismo dialéctico.
En 1947, se acercó al peronismo de la mano de Arturo Jauretche, quien lo llevó a colaborar al gobierno de la provincia de Buenos Aires. Al año siguiente comenzó su labor como profesor en la Universidad Nacional de La Plata y en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA. Luego del golpe de septiembre de 1955, “La revolución fusiladora” lo expulsó de ambas universidades. En 1964 lanzó el movimiento CONDOR junto con otros intelectuales. El 19 de octubre de 1972 sufrió un atentado político en su domicilio. Un año después fue distinguido como Profesor Emérito de la UBA. En 1974 dirigió la mítica revista Peronismo y liberación. Falleció el 22 de Septiembre de 1974 en Mar del Plata. Entre sus obras se destacan Imperialismo y Cultura, ¿Qué es el ser nacional?, Nacionalismo y liberación y Peronismo y socialismo.
Su estela se revitaliza en esta época y sus enseñanzas contienen elementos de una importancia insoslayable para todos los lectores que busquen profundizar su formación teórica y se propongan entender las principales encrucijadas que recorren la historia argentina hasta el presente.
Fuente: El Argentino, 21.09.11

20 septiembre 2011

Primer paso del Medio Oriente que viene

El no a Palestina y el fin del viejo Medio Oriente

Por Robert Fisk

Los palestinos no conseguirán un Estado esta semana, pero probarán –si obtienen los votos suficientes en la Asamblea General y Mahmoud Abbas no sucumbe a su característica abyección ante el poderío de Estados Unidos e Israel– que son dignos de tenerlo. Y dejarán sentado para los árabes lo que los israelíes, cuando están ampliando sus colonias en tierra robada, gustan en llamar hechos en el terreno: nunca más podrán Washington y Tel Aviv tronar los dedos y esperar que los árabes caigan de rodillas. Estados Unidos ha perdido su posición de dominio en Medio Oriente. La farsa terminó: el proceso de paz, el mapa de ruta, los acuerdos de Oslo: todo ha pasado a la historia.
En lo personal, creo que Palestina es un Estado de fantasía, imposible de crear ahora que los israelíes han robado tanta tierra árabe para sus proyectos coloniales. Si no lo creen, echen una ojeada a Cisjordania: las enormes colonias israelíes, las perniciosas restricciones a la construcción de hogares palestinos de más de una planta, el corte hasta de los sistemas de desagüe como castigo, los cordones sanitarios junto a la frontera jordana y las carreteras exclusivas para colonos israelíes han convertido el mapa de Cisjordania en el destrozado parabrisas de un auto chocado. A veces sospecho que lo único que impide la existencia del gran Israel es la obstinación de esos molestos palestinos.

Ahora, sin embargo, hablamos de asuntos que van mucho más allá. Esta votación en la ONU –sea la Asamblea General o el Consejo de Seguridad, en cierto sentido no importa– dividirá a Occidente –separará a los estadunidenses de los europeos y de decenas de otras naciones– y también dividirá a los árabes de los estadunidenses.

Pondrá de manifiesto las diferencias en la Unión Europea, entre los europeos del este y del oeste, entre Alemania y Francia (la primera apoya a Israel por todas las acostumbradas razones históricas, la segunda está asqueada por el sufrimiento de los palestinos) y, desde luego, entre Israel y la Unión Europea.

Una gran indignación se ha creado en el mundo durante décadas de poderío, brutalidad militar y colonización israelí; millones de europeos, aunque conscientes de su responsabilidad histórica por el Holocausto y de la violencia de algunas naciones musulmanas, ya no se amilanan de criticar para no ser tildados de antisemitas. Existe racismo en Occidente –y me temo que siempre lo habrá– contra musulmanes y africanos, así como contra judíos. Pero, ¿qué son los asentamientos israelíes en Cisjordania, en los que ningún palestino puede vivir, sino una expresión de racismo?

Desde luego, Israel comparte la tragedia. Su demencial gobierno ha llevado a su pueblo a este camino de perdición, apropiadamente resumido en su sombrío temor a la democracia en Túnez y Egipto –qué típico es que su principal compañero en esta estupidez sea la espantosa Arabia Saudita– y en su cruel negativa a ofrecer disculpas por la matanza de nueve turcos en la flotilla de Gaza el año pasado, así como por el asesinato de cinco policías egipcios durante una incursión palestina en Israel.

Así que adiós a sus únicos aliados regionales, Turquía y Egipto, en el lapso de apenas 12 meses. El gabinete israelí está compuesto por personas inteligentes y potencialmente equilibradas, como Ehud Barak, y por tontos como el ministro del exterior Avigdor Lieberman, el Ajmadineyad de la política israelí. Sarcasmos aparte, Israel merecería mejor suerte.

Puede que la creación del Estado israelí haya sido injusta –la diáspora palestina así lo demuestra–, pero fue legal. Y sus fundadores fueron perfectamente capaces de hacer un trato con el rey Abdalá de Jordania luego de la guerra de 1948-49 para dividir a Palestina entre judíos y árabes. Pero fue la ONU, reunida para decidir la suerte de Palestina el 29 de noviembre de 1947, la que dio a Israel su legitimidad, y los estadunidenses fueron los primeros en votar por la fundación del Estado israelí. Ahora, por una suprema ironía de la historia, es Israel el que desea impedir que la ONU otorgue legitimidad a los palestinos… y Estados Unidos el primero que interpondrá su veto contra tal legitimidad.

¿Tiene Israel derecho a existir? La pregunta es una trampa agotada, que con estúpida regularidad es sacada a relucir, aunque para mí cada vez menos, por quienes se hacen llamar partidarios de Israel. Los estados –no los humanos– dan a otros estados el derecho a existir. Los individuos tienen que consultar un mapa. ¿Dónde exactamente está Israel en la geografía? Es la única nación sobre la Tierra que no sabe y rehúsa declarar dónde está su frontera oriental. ¿Es en la vieja línea del armisticio de la ONU; la de 1967, tan amada por Abbas y tan odiada por Netanyahu, o la Cisjordania palestina menos las colonias, o toda Cisjordania?

Muéstrenme un mapa del Reino Unido que contenga Inglaterra, Gales, Escocia e Irlanda del Norte, y tiene derecho a existir. Pero enséñenme uno que abarque los 26 condados de la Irlanda independiente y muestre a Dublín como ciudad británica y no irlandesa, y diré que no, que esa nación no tiene derecho a existir dentro de esas fronteras expandidas. Ésa es la razón, en el caso de Israel, de que casi todas las embajadas occidentales, incluidas las de Estados Unidos y Gran Bretaña, estén en Tel Aviv, no en Jerusalén.

En el nuevo Medio Oriente, entre el despertar árabe y la revuelta de pueblos libres por la dignidad y la libertad, esta votación en la ONU –aprobada en la Asamblea General, vetada por Estados Unidos si va al Consejo de Seguridad– constituye una especie de parteaguas: no sólo una vuelta a la página, sino la caída de un imperio. Tan atada a Israel se ha convertido la política exterior estadunidense, tan temerosos de Israel se han vuelto casi todos los congresistas de Washington –al grado de amar a Israel más que a su propio país–, que Estados Unidos se mostrará esta semana, no como la nación que produjo a Woodrow Wilson y sus 14 principios de autodeterminación, no como la que combatió al nazismo, al fascismo y al militarismo japonés, no como el bastión de libertad que según nos dijeron representaban sus padres fundadores, sino como un Estado cascarrabias, egoísta y acobardado cuyo presidente, luego de prometer un nuevo afecto por el mundo musulmán, se ve forzado a apoyar a una potencia ocupante contra un pueblo que sólo desea tener una patria.

¿Debemos decir pobrecito Obama, como he hecho otras veces? No creo. Grande en la retórica, vanidoso, pródigo en amor falso en Estambul y El Cairo a pocos meses de su elección, esta semana demostrará que le importa más su relección que el futuro de Medio Oriente, que su ambición personal de permanecer en el poder debe tener prelación sobre las penurias de un pueblo ocupado. Sólo en ese contexto resulta extraño que un hombre de supuestos altos principios se muestre tan cobarde. En el nuevo Medio Oriente, en el que los árabes reclaman los mismos derechos y libertades que Israel y Estados Unidos dicen propugnar, es una terrible tragedia.

Los fracasos de Washington en levantarse ante Israel e insistir en una paz justa en Palestina, apoyados por Blair, el héroe de la guerra en Irak, son responsables de ella. También los árabes, por permitir que sus dictadores duraran tanto y que llenaran la arena de fronteras falsas, viejos dogmas y petróleo (y no creamos que una nueva Palestina sería un paraíso para su pueblo). Asimismo Israel, que debería recibir con beneplácito la demanda palestina de ser un Estado miembro de la ONU, con todas las obligaciones de seguridad, de paz y reconocimiento de otros estados miembros. Pero no: el juego está perdido. El poder político estadunidense en Medio Oriente será neutralizado esta semana a cuenta de Israel. Vaya sacrificio en nombre de la libertad…

Fuente: La Jornada, 20.09.11 – © The Independent – Traducción: Jorge Anaya

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