18 octubre 2011

La pasión por los derechos sociales

Lo que viene

por Eduardo Anguita



Los vientos, favorables, que soplan en estas latitudes respecto del cambio de humor de los empresarios locales, así como la soledad en la que quedó Tabaré Vázquez con sus posturas pronorteamericanas son temas para ponderar con mucha responsabilidad. La historia, cíclica, de los países de fuerte dependencia financiera, tecnológica y comercial, como es el caso de la Argentina, tuvo en el siglo XX un componente extra. Se trató de los golpes de Estado. Era un recurso con fachada militar para beneficiar a los sectores económicamente privilegiados. Esos golpes eran propiciados por la diplomacia y la inteligencia norteamericanas. No es novedad eso, pero todavía no se conoce la magnitud y la extensión de complicidades. Tampoco está dimensionada la colonización cultural y política que naturalizaba el avasallamiento de las expresiones populares. Mañana (17 de octubre) se cumple un nuevo aniversario del hecho que partió a la Argentina en la segunda mitad del siglo pasado. Diez años después, una coalición de fuerzas militares, mediáticas y políticas tronchaba el gobierno de Juan Perón. Todavía se habla de “la Libertadora” o “la caída de Perón”. Una burla a la historia y a la memoria del pueblo. Ésta última y calma semana preelectoral no puede servir para naturalizar la idea de que terminar con los privilegios económicos no va a tener resistencias fuertes. Muy fuertes. Una nueva camada de dirigentes sociales y políticos deberá emerger con su propia experiencia al liderazgo del país. No alcanza con la promoción desde el Gobierno. Es decir, es muy importante que exista una promoción de valores y de buenos cuadros desde la dirigencia, especialmente desde la misma Presidenta, constituida como referente del cambio. El Frente para la Victoria tendrá no sólo cuatro años por delante con la reelección de Cristina. Tendrá mayoría en las dos cámaras del Congreso Nacional. Tendrá la Argentina una Corte Suprema de Justicia madura y consustanciada con las políticas de inclusión y transformación. Pero los escenarios políticos cambian. Permanentemente. Y los aliados de hoy, a veces inesperados, son una oportunidad pero también expresan viejos conflictos. Conflictos en los que hay intereses económicos que vienen de una vieja e injusta Argentina. Es bueno que los empresarios no fuguen divisas. Pero con eso no alcanza. Las políticas universales de inclusión son decisivas. Así como se avanzó con la recuperación de la seguridad social vía reestatización de las Afjp, la etapa próxima deberá tener nuevos debates que sirvan para romper privilegios y avanzar en la igualdad y la justicia social. En ese sentido, quienes tengan que continuar en puestos de responsabilidad y quienes tengan que asumirlos ahora deberán tener presente que lo nuevo en política no puede dejar de lado la pasión por los derechos sociales y la apertura hacia la promoción de cuadros surgidos desde abajo. Es un sello de identidad de los gobiernos y movimientos populares curtidos en la adversidad y que aprenden de sus propias experiencias.

Fuente: Miradas al Sur - 16/10/2011

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