04 diciembre 2011

Retorno a la idea de la unión latinoamericana.

Visión política de la integración latinoamericana

Por Eric Calcagno, senador de la Nación y
Alfredo E. Calcagno, doctor en Ciencias Políticas


El mito es la última verdad de la historia; lo demás es efímero periodismo.” Esta frase de Borges (Textos recobrados, 1956-1968) ha sido confirmada por la realidad. La unión de nuestras naciones se basa en una identidad latinoamericana sustentada en mitos fundadores. Uno de ellos es el  latinoamericana, tal como fue soñada en el tiempo de las guerras de la independencia: cada país es la Patria Chica, parte constituyente de una Patria Grande.
A cada momento de crisis o de esperanza vuelve a surgir la ilusión de San Martín, de Bolívar o de Artigas; pero muchas veces faltan los conceptos para pensar esa unión. A esta declinación ha contribuido la propia percepción que tenemos de nosotros mismos, construida por el relato colonial que perduró y que nos presentaba como países irremediablemente subordinados; esta resignación fue refirmada desde siempre por la prédica de la mayoría de los medios de comunicación, locales o internacionales, que nos condenaban a observar las sombras de la caverna y creer que eso es el mundo. Ahora la nueva situación nacional e internacional de afirmación de las soberanías permite tomar conciencia de una situación objetiva favorable para la integración regional y dar pasos trascendentes en ese sentido.

Hacia la unión de América Latina y el Caribe. Está en ejecución un proceso real, que consiste nada menos que en la integración de América latina y el Caribe, unidad política y económica que da sentido a la civilización latinoamericana. En este contexto, no se habla de poder, sino que se lo construye: ¿cómo estructurar este bloque para darle objetivos comunes y unidad de acción?, ¿cómo conseguir el margen operativo para aplicar políticas independientes?, ¿cómo definir y aplicar esas políticas? En síntesis, ¿cómo generar soberanía latinoamericana?
En los últimos tiempos se produjeron actos decisivos en ese sentido. En primer lugar se generó soberanía financiera a través de la creación del Banco del Sur, cuya acta de constitución es de diciembre de 2007 y fue suscripta por Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador, Paraguay Uruguay y Venezuela. Se creó así una fuente de financiamiento que depende de nuestros recursos y nuestra voluntad y que nos independiza del establishment financiero mundial y de sus condicionalidades. En Miradas al Sur del 3 de julio nos referimos al tema.
Las otras dos iniciativas fundamentales fueron tratadas en la reuniones de la Unasur y de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) realizadas en Caracas el 2 y 3 de diciembre pasados.

La reunión de Unasur. En la reunión de Unasur se decidió avanzar en un tema financiero, que consiste en la sustitución del dólar como moneda de pago en las transacciones de sus países miembros y en el análisis de la coordinación del uso de las reservas de los países, con propósitos anticíclicos; para advertir la magnitud de esta posible medida, basta con recordar que las reservas de Argentina, Brasil, Colombia, Chile, Perú y Venezuela llegan a los 546.000 millones de dólares.

El ejercicio de la soberanía. Requiere por su parte la ocupación plena y efectiva del territorio, para lo cual es indispensable una red de comunicaciones y transportes. En Sudamérica existen enormes espacios vacíos que pueden ponerse en producción; en varios casos, ya se ejecutaron obras con criterios nacionales, que sería necesario interconectar. En la reunión del 3 de diciembre se consideró el proyecto preparado por la Secretaría General de Unasur, que establece 10 ejes de integración y desarrollo: el Andino, el del Escudo Guayanés, el del Amazonas, el de Perú-Brasil-Bolivia, el Interoceánico Central, el de Capricornio, el de Mercosur-Chile, el del Sur, el de la Hidrovía Paraguay-Paraná y el Andino del Sur. Se trata de facilitar el acceso a zonas de alto potencial productivo, que están relativamente aisladas o subutilizadas. Se relevaron más de 500 proyectos, que en conjunto implican inversiones de más de 100.000 millones de dólares. El Eje de Capricornio incluye a la Argentina y articula 18 proyectos individuales con una inversión de 1.765 millones de dólares. (Sobre el tema, véase Martín Granovsky, “Cómo conectar a los desconectados”, Página/12, 27 de noviembre de 2011).
La constitución de la CELAC. En los organismos de integración entre Estados hay dos cuestiones básicas que marcan su índole. La primera es si se trata de una integración entre iguales o entre potencias y países subordinados; las integraciones del Mercosur, de la Comunidad Andina, de Unasur y de la Celac son entre iguales.
La segunda cuestión es si prevalece la política o el comercio; un organismo integrado por presidentes es de naturaleza política. Así se define a la Celac, cuya creación obedece a la necesidad de crear un foro que politice la solución de los problemas de América latina y el Caribe. Se sigue así una de las enseñanzas que dejó el ex presidente Néstor Kirchner, quien sostenía que los problemas no tienen soluciones técnicas sino políticas; lo dijo en su discurso la presidenta de Brasil, Dilma Roussef, quien señaló que se estaba creando un espacio para estructurar programas políticos, y afirmó que llegó la oportunidad de politizar el proyecto de integración.
El 2 y 3 de diciembre de 2011 se realizó la Primera Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) que reúne a 33 países de la región; es decir todos los americanos menos Estados Unidos y Canadá. Se trata de un espacio geopolítico de importancia mundial. Tiene un territorio de 2.041 millones de km2, 590 millones de habitantes y un producto interno bruto por habitante de 8.300 dólares.
En las deliberaciones se aprobaron la Declaración de Caracas, el Plan de Acción y el procedimiento para el funcionamiento orgánico de la Celac; solamente quedó para resolver más adelante un punto acerca del sistema de toma de decisiones (si se adoptarán por consenso o por votación, y en este caso si se requerirán mayorías especiales). Se resolvió la constitución de una troika que dirigirá las actividades, que durante 2012 presidirá Chile, que organizará la reunión principal del año próximo, secundado por Venezuela (que estuvo a cargo de la reunión de 2011) y Cuba que preparará la de 2013; es un sistema análogo al del G-20.
Los discursos de los presidentes latinoamericanos y del Caribe marcan la futura orientación de la Celac. En particular, la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner señaló los temas fundamentales: la soberanía nacional –en especial en el caso de Malvinas–, la crisis financiera internacional, la integración física, el comercio intralatinoamericano, la lucha contra el narcotráfico, la necesidad de instrumentar y ejecutar políticas y medidas concretas y activas. “Mercosur, Unasur y Celac son como un anillo pequeño que se va abriendo en grandes círculos.”
De acuerdo con los mecanismos aprobados, los temas se estudiarán por la troika de la Celac y las conclusiones y recomendaciones de acción se someterán a las reuniones de los presidentes.
La Celac tiene atribuciones muy amplias y forma parte de un nuevo sistema de integración latinoamericano. En cierto modo se continúan las dos orientaciones históricas antagónicas. La primera tiende a la independencia e integración regional, cuya primera manifestación fue el Congreso de Panamá convocado por Bolívar en 1826. La otra posibilidad es aceptar la hegemonía de Estados Unidos, cuyos intentos remontan a la Primer Conferencia de la Unión Panamericana de 1889. En los hechos, la orientación pro Estados Unidos está representada por la OEA y la Junta Interamericana de Defensa, y no es hegemónica gracias a la frustración del Alca. La posición de independencia regional que ahora predomina es la defendida en el plano político por la Unasur y la Celac, y en el financiero por el Banco del Sur. La aparición reciente de estas instituciones es la consecuencia de los regímenes políticos de signo nacional y popular que predominan en la región. Ojalá la Celac actúe con la eficiencia y rapidez de la Unasur.

Fuente: Miradas al Sur - 04/12/2011

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